martes, 10 de abril de 2012

Las Profecías, el fin y la verdad....




Las profecías, el fin y la verdad...




La profecía que interpretaron aquellos apocalípticos  de siempre acerca de que el 11-11-11 se acabaría el mundo obviamente no se cumplió. Ese día festejamos un año más de mi amiga Ximena, todo un acontecimiento.
Los apocalípticos  nunca se rinden y ahora dicen que esperemos el fin para 2012, el eterno retorno de un caos que pronostican y nunca llega. A pesar de todas las calamidades que existen, el mundo sigue siendo un lugar hermoso para vivir. Siempre depende  del cristal por el que  se mire. Existieron y seguirán haciéndolo, destructores, asesinos, insensibles de un lado y gente que lucha por construir un mundo mejor, gente con esperanzas, gente que se conmueve a cada instante del otro.
Tal vez en algo no estaban equivocados, con respecto al fin, aquellos pesimistas. Porque el fin de la oscuridad sobre acontecimientos que creíamos perdidos para siempre, llego. Cuerpos  aparecen y hablan desde  tumbas escondidas y encontradas después de años desaparecidos,  documentos confeccionados por los dictadores y puestos a resguardos en el Uruguay relatan el horror,  demostrando que no eran unos cuantos locos ilusorios que vieron caer gente desde aviones en aquella  época negra argentina. Dictadores asesinos que se mueren, no todo es tan caótico,
El fin del Mundo no llego, pero el mundo se convulsiona tratando de poner fin a sistemas y formas de gobierno. 
 En 2011, se desató la mayor crisis económica mundial que aún no cesa y el capitalismo intenta cada día devorarse a ricos y poderosos, torturando a trabajadores,  jóvenes que luchan indignados por un nuevo mayo francés pero esta vez en todo el mundo.
Dictaduras que caen en manos de rebeldes, aunque los incorregibles de siempre no pierden el tiempo para convertirse en salvadores encubiertos.
Este mundo del capitalismo salvaje y globalizado ya no puede ocultar sus miserias por demasiado tiempo, las máscaras  se caen con la velocidad de un cliqueo. Pero también a la misma velocidad se multiplican las campañas por un mundo mejor.
Puede parecer absurdo pero yo no creo en ningún dios y prefiero creer en la humanidad. Creo que, aunque parezca utópico, un día vencerá esa parte maravillosa que tenemos los seres humanos de producir  a gran escala, aquellos actos de amor, creatividad y belleza que a lo largo de nuestra historia demostramos que somos capaces de realizar. 

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