lunes, 16 de abril de 2012


Y así te llegan las verdades…,
                                                    una tarde cualquiera, cuando decidiste cambiar el rumbo de tu vida y algunos amigos de toda la vida se transforman en el dedo acusador de una traición absurda. A tus espaldas, intentando disimular como lo hicieron los últimos años, tratan de borrar tu imagen. Quien puede contra el placer del mediocre que por fin es el centro de atención que nunca pudo lograr por sí mismo.
De mis decisiones no me arrepiento, continuo siendo la misma y la gente que siempre me quiso sigue aquí, igual que siempre. Solo me reprocho el no haber actuado antes. El no querer ver, porque lo sabía, que hacía mucho tiempo las cosas eran así. Mi espalda llena de puñales de quienes se embanderaban diciéndose “amigos de toda la vida”.
Existen momentos justos en los que hay que seguir adelante sin mirar atrás, porque corremos el riego de que la profecía se cumpla y nos transformemos en estatuas de sal.
Hay que mirar hacia delante, con los ojos fijos en el camino y el pensamiento puesto en los objetivos. Desde hoy seremos otros, seremos  mejores. 

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