Los desencuentros en la vida suelen ser más frecuentes que los encuentros. Si hacemos un balance, nos
daremos cuenta que son muchos más los desencuentros con personas que tal vez
hubieran cambiado nuestra historia, que
aquellos tantos encuentros que no nos
llevaron a nada.
El gran desencuentro de mi vida, es hombre muy especial, con quien puedo pasarme horas
hablando de cualquier cosa sin aburrirme, de sus ideas, de las mías; sus sueños, el trabajo, lo que pensamos de esto o aquello, todo fluye entre nosotros.
Pero jamás nos encontramos realmente. No
pudimos encontrarnos en un beso, en una caricia, en rozarnos la piel.
En el
preciso momento que parece que todo va a ocurrir el desencuentro se apodera de
nosotros y nos quedamos ahí, frente a frente mirándonos a los ojos,
sonriendo, y en silencio nos vamos
diluyendo en un “estamos en contacto”,
“nos juntamos” y la distancia hace lo
suyo y no lo veo por un tiempo, hasta que comienza todo de nuevo. Se dice que
no existe algo mas triste que observar a la persona que uno quiere alejándose por una calle con la certeza de que
jamás la volveremos a ver.
Mi tristeza es ver como se aleja por la calle
sabiendo que volveré a verlo y volveremos a desencontrarnos como tantas otras
veces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario